Despierto
apenas con fuerzas y me levanto como buenamente puedo. Miro el suelo y en mis
pasos dejo huellas de sangre. Espesa, casi seca. Me dirijo al baño con extrema
torpeza pero con una lucidez hasta ahora desconocida. Comprendo en menos de un
segundo que estoy muerto. Tardo aún menos en aceptarlo sorprendiéndome de la
simplicidad de los hechos. Soy consciente de que mi cuerpo me entorpece, no
siento nada de cuello para abajo pero si soy capaz de dominar mi relajada
musculatura. Mando impulsos concretos a lugares concretos de mi cuerpo y ellos
responden tardíamente pero con gran precisión, soy consciente que puedo mejorar
en esta faceta. Me siento diáfano, como una licuadora voy estrujando mis
vísceras y vomito sangre y bilis. No es desagradable para mí, comprendo
que me estoy vaciando, preparando mi cuerpo para algo desconocido. Algo confuso
analizo la situación, dándome cuenta que respondo a instintos naturales, como
si ya lo hubiese ensayado en otra vida. Elimino recursos que no necesito
licuando órganos y expulsándolos sin escrúpulos. Desconozco la naturaleza de lo
que me está ocurriendo y liquido sistemáticamente cualquier recuerdo de mi
pasado. Visualizo y comprimo mis recuerdos en pequeños fotogramas y los desecho
como si nunca hubiesen existido. Solo me dejo un recuerdo, un fotograma, una
imagen acompañada de un nombre. Lo demás se esfuma entre una gran actividad
mental. Continúo hacia el baño y contemplo mi imagen en el espejo. Demacrado,
enervo mis terminaciones nerviosas faciales hasta encontrar un tono adecuado,
no me supone un gran esfuerzo, parece que solo tengo sangre para esta función
como si hubiera sellado por el cuello mi cuerpo manteniendo vivo solo mi
cerebro, un cerebro que sin tener que mantener un cuerpo ya inservible contase
con un gran espacio para desarrollarse y trabajar. No comprendía como podía
sobrevivir sin respirar, sin un corazón, sin unos pulmones. Para mi no tenía
importancia.
Todavía
ensimismado oí un gran golpe en la puerta de entrada seguido de unos pasos.
Alguien había entrado por la fuerza. Tres individuos se acercaron a mí y antes de que pudiera siquiera reaccionar sentí como golpeaban
mi cabeza dejando de ser consciente de nuevo.
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